Biografía de Eduardo Luis Duhalde

Eduardo Luis Duhalde nació en Buenos Aires el 5 de octubre de 1939. En 1955, a los 16 años de edad, se graduó de Bachiller, ingresando a la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires donde desde el ámbito estudiantil comenzó a desarrollar una actividad social y política que no habría de cesar nunca. Nacido en un hogar de clase media, fue creciendo bajo la influencia de la amplitud política e ideológica de su padre, Luis Jorge Duhalde, un radical que había tenido sus simpatías por FORJA[1] y por las reivindicaciones de sentido nacional. Eduardo tomó de su padre el hábito de la lectura y entre los 14 y los 16 años leyó toda su biblioteca, sobre todo literatura clásica y poesía, hábito que mantuvo hasta los últimos días de su vida.
En la facultad se incorporó al Movimiento Universitario Reformista que expresaba los valores de la Reforma Universitaria del 18[2] y en ese ámbito llegó a ser Secretario-Consejero ante la FUBA (Federación Universitaria de Buenos Aires) y Vicepresidente del Centro de Derecho en 1959. Durante su paso por la Universidad conoció a Rodolfo Ortega Peña, cuatro años mayor que él, quien se convirtió desde entonces en su entrañable e inolvidable “compañero, amigo y hermano”.
En 1960 se graduó, recibió el título de abogado en marzo de 1961 comenzando su actividad profesional siendo aún menor de edad. La realidad político-social lo marcó fuertemente, en tanto se recortaban las libertades públicas por el Plan Conintes[3] y se producían las movilizaciones de gremios y la proscripción del Peronismo. La Resistencia Peronista también lo influenció, fundamentalmente a través del pensamiento de Rodolfo Walsh, Juan José Hernández Arregui y John William Cooke. En 1962 comenzó su comprometida tarea junto a Ortega Peña, incorporándose a la Resistencia Peronista. Ortega Peña, que ya tenía un breve paso por el Partido Comunista, se había acercado al primer comando organizado de la Resistencia, recogiendo la influencia de César Marcos y el grupo que en 1956 organizó las primeras respuestas al gobierno militar. La aproximación de Duhalde al Peronismo se da siendo dirigente universitario, mostrando su solidaridad con la huelga del Frigorífico Lisandro de la Torre, la de los bancarios y con distintos hechos sociales y de protesta obrera, en un proceso que culminó con las elecciones de 1962 que preanunciaron la caída del frondizismo, con el triunfo de Framini en la provincia de Buenos Aires.
Ortega Peña y Duhalde contribuyeron a la formación de las primeras corrientes revolucionarias del peronismo. Paralelamente iniciaron su trabajo historiográfico, entendiendo que la historia era una forma de iluminar el presente, y que en una etapa como la que vivía el país en ese momento se hacía imperativa la necesidad de hacer comprensible la noción de “lo nacional” a los sectores medios. Entendieron que la forma más de sencilla de acceder a esa explicación era a través del análisis de los hechos históricos y sociales argentinos. Volcaron buena parte de sus esfuerzos en esa tarea, primeramente investigando la historia de las relaciones financieras de la banca argentina con la británica y publicando notas en el periódico “Compañero” hacia 1963 (notas que posteriormente dieron lugar al libro titulado “Baring Brothers y la historia política argentina”). De su labor historiográfica conjunta surgieron 12 libros publicados, como el ya citado “Baring Brothers y la historia política argentina”, “Felipe Varela contra el imperio británico”, “Facundo y la montonera”, entre otros.
Su vinculación al gremialismo tuvo lugar en 1964 a partir del Plan de Lucha de la CGT, cuando Ortega Peña y Duhalde ofreciéndose ad honorem fueron incorporados como abogados de la Confederación General del Trabajo, en momentos en que la clase obrera argentina desarrollaba una experiencia de lucha inédita: la toma de fábricas. Juntos participaron en la defensa de más de 5.000 casos de ocupaciones fabriles y ese contacto directo y real en la convivencia diaria amplió la visión intelectual que tenían sobre la clase obrera y convirtiéndose en abogados de diversos gremios importantes de Argentina, buscando aportar su bagaje ideológico a las luchas que se daban. Partían de la caracterización ingenua de creer que se trataba de una dirección sindical carente de ideología. Después la experiencia les demostró que no existían vacíos ideológicos, que lo que veían como tal era una ideología que no se explicitaba, pero que estaba absolutamente comprometida con el sistema del cual esa burocracia sindical era beneficiaria y sostenedora.
En 1964 Gustavo Rearte fundó el Movimiento Revolucionario Peronista (MRP) donde Duhalde y Ortega Peña hicieron aportes aunque sin incorporarse. Se relacionaron con John William Cooke que había regresado al país, una de las figuras más destacadas de la izquierda peronista; y con el ensayista argentino Juan José Hernández Arregui, a quien Eduardo Luis Duhalde reconoció siempre como un verdadero maestro.
En el periodo comprendido entre 1955 y 1966 el poder ejerció una violencia extrema que implicó la negación de los derechos civiles y de la libertad y paralelamente llevó a una radicalización de los sectores juveniles contenidos en la Izquierda y el Peronismo. En este contexto, y en consonancia con sus trabajos y su trayectoria, asumió junto a Ortega Peña la defensa de presos políticos (aún en el caso en que pudieran discrepar notoriamente en lo ideológico con sus defendidos; ya que de esta forma defendían el derecho de resistencia a la opresión de todo un pueblo).
En el año 1965 iniciaron una relación directa con Juan Domingo Perón y en lo ideológico, tras la muerte de Cooke en 1968, asumieron la difusión de la concepción Cookista del peronismo revolucionario. En junio de 1966, el derrocamiento del presidente Arturo Illia inauguró un nuevo periodo dictatorial autodenominado “Revolución Argentina” que pretendió establecerse como sistema permanente. De él aseguraba Duhalde: “La argentina en 1966 despertaba a otra dictadura que hoy se encuentra opacada en su historia represiva por la brutalidad del terrorismo de Estado de 1976, que convirtió en dictablandas a las anteriores”.
Junto a Ortega Peña fundó en 1967 la Editorial Sudestada, dedicándose a la difusión de autores de auténtica línea nacional, sin distinciones ni matices. Colaboraron en numerosos medios periodísticos como “Cristianismo y Revolución” la revista mensual de García Elorrio, el diario matutino “La Opinión” y la revista “Nuevo Hombre” que dirigía en un principio, el periodista Enrique ‘Jarito’ Walker.
A partir de 1969 irrumpieron las organizaciones armadas en el escenario político argentino y también comenzaron las detenciones de sus militantes. Ortega Peña y Duhalde fueron los abogados más notorios en la defensa de presos políticos. Desde el “caso Aramburu” hasta la “Masacre de Trelew” la defensa de presos políticos los tuvo como protagonistas. Ambos integraron la comitiva de regreso de Perón al país el 17 de noviembre de 1972 luego  de su prolongado exilio.
Durante la presidencia del Dr Hector J Cámpora y bajo la gestión del Rector Rodolfo Puiggrós en la denominada entonces Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires, ejercieron la docencia hasta que fueron declarados prescindibles un año más tarde, en junio de 1974, cuando cambiaron los vientos políticos y los grupos de derecha del peronismo comenzaron a ocupar  los espacios públicos.
Desde junio de 1973 co-dirigieron la revista “Militancia Peronista para la Liberación”. A partir de la clausura de La revista Militancia en marzo de 1974, co-dirigieron la revista “De Frente con las bases peronistas” durante el breve lapso de tiempo transcurrido hasta su subsiguiente clausura.
Entre el año 1972 y 1973 fueron víctimas de seis atentados con bombas que destruyeron sus sucesivos estudios jurídicos. También, en ese periodo, aparecieron afiches y comunicados que los condenaban a muerte. Esta situación se agravó cuando Rodolfo Ortega Peña asumió como diputado en marzo de 1974, y culminó con su asesinato a manos de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina[4]) el 31 de julio del mismo año.
Después del asesinato de su entrañable amigo y tras varios allanamientos en su domicilio particular encabezados por el Jefe de Policía, Comisario General Alberto Villar, Duhalde pasó a la clandestinidad con su familia. “Nuestro domicilio no era conocido por nadie. Mis hijos tuvieron que estudiar el primer año fuera de las escuelas y el segundo manejaban dos apellidos aparte del propio. Después del golpe de Estado de 1976, entre otras cosas fui privado de mis derechos civiles y políticos por un acta institucional, a pesar de que yo no había ocupado cargos públicos”, explicó.
Eduardo Luis Duhalde trabajó políticamente en la clandestinidad en una formación política que se denominó PROA, Partido Revolucionario Obrero Argentino, y a mediados de 1976 organizó junto a otras personas aún en la Argentina, la Comisión Argentina de Derechos Humanos (CADHU) para denunciar lo que ocurría en Argentina en el exterior. En una decisión conjunta con sus compañeros se llegó a la conclusión de que era imprescindible que saliera del país para realizar personalmente esta tarea. Su familia ya estaba en Cuba. Sin embargo, desde allí no podía realizar la denuncia internacional, por el aislamiento y por las difíciles relaciones diplomáticas entre los gobiernos de Argentina y Cuba a raíz del secuestro y desaparición en Argentina de dos diplomáticos cubanos. Es así que en diciembre de 1976 se instaló con su familia en España, donde continuó su exilio hasta el año 1984.
          “Privado de mis derechos civiles y políticos por el acta de la junta militar dictatorial fui afanosamente buscado por los grupos de tareas ilegales de las fuerzas armadas, con la inocultable intención de terminar con mi vida, por lo que me marche al exilio a finales de 1976. En España y aquí en Madrid transcurrieron mis años de exilio, donde presidí la Comisión Argentina de Derechos Humanos (CADHU), organismo no gubernamental que coordinó, la denuncia internacional tanto en Europa como en América, contra la dictadura genocida argentina y la de los países del Cono Sur, integrados represivamente”
En enero de 1977 redactó conjuntamente con Gustavo Roca el primer libro de denuncia del terrorismo de Estado en la Argentina: “Argentina. Proceso al genocidio”, edición que fue posible gracias a la solidaridad del productor cinematográfico español Elías Querejeta, en marzo de ese año en Madrid. En 1983 se editó primero en España y luego en Argentina “El Estado Terrorista Argentino”, que instauró la tesis de que “El terrorismo de Estado es algo más que la consecuencia violenta de la implantación de un régimen dictatorial: es una política cuidadosamente planificada y ejecutada, que responde a proyectos de dominación continental tendiente a configurar un nuevo modelo de Estado que actúa pública y al mismo tiempo clandestinamente a través de sus estructuras institucionales”.
Con la caída de la dictadura el 10 de diciembre de 1983 Duhalde decidió su regreso. “De ese exilio madrileño, de la constante solidaridad recibida y de la vivencia de la transición española, han quedado en mí no solo recuerdos indelebles y enseñanzas permanentes, sino entrañables lazos de afecto que me llevaron a que el acto en que fui homenajeado en un teatro de Madrid y que presidiera don Joaquin Ruiz Gimenez con motivo de mi regreso a la Argentina, expresara que llevaba para siempre incorporada la nostalgia por esta tierra de acogida que paso a ser parte de mi ser”.
En marzo de 1984 aún seguían vigentes todas las órdenes de captura militares contra él. No fue fácil la reinserción tras el exilio y menos para quien había sido sindicado como ideólogo de la guerrilla en un momento en que empezó a cobrar auge la teoría de los dos demonios. En abril de 1984 viajó a Buenos Aires para presentar en la 10° Feria del libro Internacional de Buenos Aires su libro “El Estado Terrorista Argentino” que se editaba ese año por primera vez en Argentina. En ese viaje decidió no volver a España y quedarse en el país.
Se presentó en concursos universitarios y obtuvo una Cátedra de Historia Política Argentina en la Universidad Nacional de Rosario. Creó el Instituto de Relaciones Internacionales (IRI), donde se pretendió aglutinar las experiencias de solidaridad y los lazos establecidos por el exilio argentino.  Luego, en 1987, junto a Néstor Vicente y el Coronel Luis Perlinger, fundó la Izquierda Democrática Popular (IDEPO) que buscaba alianzas junto a otras fuerzas del campo popular dentro de lo que fue el Frente Amplio de Liberación (FRAL). También participó de la fundación del diario de las Madres, y antes del periódico de Familiares de Detenidos y Desaparecidos durante la dictadura (Denuncia). Fundó la editorial Contrapunto, que editó más de 80 libros sobre la temática político-social argentina y latinoamericana en un camino de reconstrucción permanente de la Memoria histórica. Continuó su trabajo intelectual durante toda su vida, contando en su haber con más de 24 obras publicadas, 200 ensayos editados diseminados en distintas publicaciones y más de 500 notas firmadas en diarios y revistas. También dirigió el diario “Sur”. Tiempo después se postuló en los registros que se abren para el ingreso del Poder Judicial pese a ser “opositor al gobierno de Carlos Menem” pero convencido de que había márgenes para ser un juez independiente aún dentro de la propia dependencia del Poder Judicial. “Estuve 10 años presidiendo un tribunal oral en la justicia criminal de la Capital Federal y creo que pude demostrar que cuando existe una decisión y voluntad por parte de los magistrados no hay limitaciones que les pueda crear el poder político”, aseguraba Duhalde. Fue Consultor de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Guinea Ecuatorial realizando un total de 12 misiones en el ejercicio de su labor; profesor en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA; Miembro del Secretariado Internacional de Juristas por la Amnistía de Uruguay; Miembro del Consejo de la Presidencia de la Asociación Americana de Juristas en Argentina; Observador internacional en representación de la Asociación Americana de Juristas al Proceso por el Asesinato de los Sacerdotes Jesuitas en El Salvador; Experto de la Comisión Internacional de Juristas: Misiones a México (Chiapas); Miembro del Consejo de Presidencia de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos.
En mayo de 2003 asumió como Secretario de Derechos Humanos en el gobierno de Néstor Kirchner y continuó siéndolo durante el 1er y 2do mandato de Cristina Fernández hasta su fallecimiento el 3 de abril de 2012.
Se consideraba un convencido kirchnerista y mantenía en su relato que llegó a su cargo –más allá de su histórica militancia en el campo de los Derechos Humanos- como consecuencia de su temprano y decidido apoyo al entonces gobernador de la provincia de Santa Cruz, Dr. Néstor Kírchner, lo que lo llevó a abandonar tempranamente su condición de Juez -a punto de jubilarse como tal-para no tener ataduras ni condicionamientos a fin de acompañar la candidatura del candidato santacruceño en momentos en que las posibilidades electorales de éste parecían ser sumamente remotas y se lo pensaba más como una alternativa que buscaba instalarse con miras a las elecciones del año 2007.
“Difícilmente la historia da una segunda oportunidad a hombres de una generación derrotada. Yo me siento un privilegiado en ese sentido porque la posibilidad de hacer en un gobierno que ha colocado los derechos humanos como uno de los ejes fundamentales de su acción me ha permitido realizar aquello con lo que durante más de tres décadas soñamos quienes teníamos un altísimo compromiso, no solo militante sino también con los derechos humanos”, aseguraba.
Desde este último cargo promovió con éxito la anulación de las leyes de punto final y de obediencia debida, promulgadas por los gobiernos de Raúl Alfonsín y Carlos Saúl Menem y ‘a posteriori’, la reapertura de los juicios por delitos de lesa humanidad, que llevaron a la cárcel a cientos de represores. Promovió la presentación de la Secretaría de Derechos Humanos como querellante en diversos juicios y creó el Archivo Nacional de la Memoria para actualizar y digitalizar toda la información referida al quebrantamiento de los derechos fundamentales. Como si todo esto fuera poco, tuvo a bien –año 2006- agregar un nuevo prólogo en la reedición del informe “Nunca Más” de la Comisión Nacional de Desaparición de Personas (CONADEP), que desestimaba la “Teoría de los dos Demonios”, sostenida en el prólogo original que había realizado el escritor Ernesto Sábato.
Durante su gestión, que abarcó el período 2003-2012, la política de Derechos Humanos desarrollada por el Gobierno argentino alcanzó un lugar de preminencia y especial consideración en el campo internacional, lo que fue reafirmado por el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon en su visita a la Ex Escuela de Mecánica de la Armada, reconvertida en Sitio de Memoria, quien dijo sentirse “emocionado, conmovido y movilizado” por los logros del Estado Nacional en materia de Derechos Humanos. El 15 de febrero de 2012, Eduardo Luis Duhalde fue sometido a una intervención quirúrgica a raíz de un aneurisma de la aorta abdominal. Nunca se restableció y siete semanas después, el 3 de abril de ese mismo año, falleció a los 72 años de edad. Sus restos fueron velados en la Secretaría de Derechos Humanos recibiendo el reconocimiento de todo el arco político nacional prácticamente sin excepciones y de innumerables organizaciones sociales que destacaron su lucha y trayectoria. La noticia de su fallecimiento tuvo una fuerte repercusión internacional, en particular en los países miembros del Mercosur, beneficiarios directos de las políticas que en derechos humanos Eduardo Luis Duhalde venía desarrollando. Fue inhumado en el cementerio de la Chacarita al día siguiente en un emotivo cortejo compuesto por amigos y compañeros de lucha.
[1] “Fuerza de Orientación Radical de la Joven  Argentina”, grupo inserto en el Partido Radical, con una propuesta nacional de denuncia y oposición al neocolonialismo.
[2] Movimiento estudiantil liderado por Deodoro Roca en la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, en 1918, que tuvo una influencia decisiva en  todas las universidades del país y Latinoamérica. 
[3] Régimen Represivo creado por el gobierno Frondizi para suspender el ejercicio de las garantías constitucionales entre 1958 y 1961.
[4] Grupo paramilitar y terrorista de la extrema derecha peronista liderado por José López Rega y responsable de la desaparición y muerte de al menos 700 personas durante el gobierno de Maria Estela Martínez de Perón.