Victoria Martinez: “Hoy los poderes dominantes son los mismos que instalaron el Terrorismo de Estado”

En el marco de la semana de la Memoria por la Verdad y la Justicia, Notas entrevistó a la licenciada Victoria Martinez, ex Directora Nacional de Atención a Grupos en Situación de Vulnerabilidad de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, miembro de la Fundación Eduardo Luis Duhalde, psicóloga y especialista en Salud Mental y Derechos Humanos.

 

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– ¿De qué hablamos cuando hablamos de hacer Memoria?

– Es reelaborar, elaborar para no volver a repetir situaciones. La memoria es un proceso vivo que se enriquece e incrementa con las vivencias de la persona. Entonces, en un momento una persona puede haber sabido y relatado algo pero varios años después puede recrear esa misma situación con la resignificación que tiene hoy para esa personas. Por ejemplo en los testimonios en los juicios esto era un problema, porque los abogados y los jueces pretendían que los testigos si ya habían atestiguado con el juicio a las juntas, o en otras instancias, volviera a repetir el mismo testimonio exactamente igual.

Lo que vivió una generación que no puede hablar de lo que les pasó porque les produce sufrimiento, en la siguiente generación no se puede nombrar aquello qué pasó porque ve que la generación que lo sufrió le produce sufrimiento hablar de eso. Por ejemplo, los hijos de desaparecidos no nombraban la ausencia de sus padres a sus abuelos porque cada vez que lo hacían se ponían a llorar, y se ponían muy mal.

En la tercera generación ya no se puede ni pensar, porque está reprimido, censurado, no se sabe esto que ocurrió porque nunca se ha nombrado. Esto es lo que llamamos trauma transgeneracional. Y ahí está la importancia de hacer memoria y poner en palabras lo vivido, para que no se transmita el trauma, para que no quede en el cuerpo de generaciones futuras, porque lo que no podemos decir, ni nombrar ni pensar, se pone en el cuerpo y se repite.

– Contanos un poco más sobre el trauma que se transmite generacionalmente.

– Las consecuencias del trauma que produce la violencia de cualquier índole se transmiten generacionalmente, es decir que la violencia es social y política también.

Si nosotros que venimos con el compromiso de reivindicar lo que significa la memoria no ligamos, relacionamos e integramos las distintas crisis que hemos vivido como país, con sus distintas manifestaciones, aquello que dio origen al terrorismo de estado y no tomamos en cuenta las consecuencias que se fueron sucediendo a lo largo de la historia hasta hoy, estamos dejando de lado una circunstancia central de análisis para comprender lo que nos ocurre hoy en lo cotidiano.

– ¿A qué situaciones te referís con lo cotidiano?

– Lo cotidiano son situaciones que nos ocurren por pertenecer a esta generación, que nuestros hijos o nietos no pueden entender determinados comportamientos. Por ejemplo, yo soy psicóloga y necesito tener los datos personales de mis pacientes, nombre y apellido, teléfono. Durante muchos años, y todavía también, me costó mucho ese momento, porque yo viví el temor de que los otros supieran lo que hacía, no poder tener el dominio de que esa información se difundiera, viví el temor de decir mi nombre. Esto es formador de subjetividad.

– ¿Cómo se ejercita la memoria?

– Desde el 2003 tuve la oportunidad de ser parte de la Secretaría de Derechos Humanos, junto a Eduardo Luis Duhalde como secretario. Una de las tantas cosas que hicimos para ejercitar la memoria fueron Políticas Públicas contra el olvido: poner una baldosa con los nombres de las personas desaparecidas en los colegios a los que iban, en las casas donde vivían, en las universidades. Poner pilares de señalización en donde funcionaba los centros clandestinos de detención, placas, etc.

Para ejercitar la memoria y que no vuelvan a repetirse situaciones traumáticas de violencia social, política e institucional, hay que ampliar el sentido de comunidad.

Una de las cosas que hacíamos era memoria a futuro con el programa de Primeros años, o ahora creo que se llama Primera infancia. En donde lo que se fomentaba y trabajaba era el ejercicio de recuperación de las prácticas de crianza en los barrios.

– ¿Cómo se relaciona la crianza con el ejercicio de la memoria y la última dictadura de 1976?

– Con el neoliberalismo instalado a partir de la última dictadura cívico-militar, las consecuencias económicas que instaló el terrorismo de estado, de desempleo y hambre, pobreza, llevan a situaciones donde los padres y madres de las familias están desempleados, o precarizados, con jornadas extensas de trabajo, donde no alcanza para la comida, o comen en comedores, y todo esto también va deteriorando la calidad de vida del tejido social, y las prácticas de crianza que fuimos aprendiendo de generaciones anteriores se van perdiendo. Y no perder las prácticas de crianza, también es ejercicio de la memoria.

– ¿Qué es la memoria entonces?

Walter Benjamin dice algo muy lindo y que Eduardo Luis Duhalde repetía: la memoria es aquello que relampaguea en nuestra conciencia ante un momento de peligro. Ahí, en ese instante de peligro, uno inconcientemente apela a aquello que nos puede salvar de esa situación de peligro. En un instante pasa por la cabeza de uno los recuerdos con los que puede luchar contra esa situación de peligro.

La memoria se hace en el presente apelando a los recuerdos del pasado, para resolver una situación a futuro.

Eduardo Luis Duhalde decía que la memoria es un arma de combate, porque los derechos que los distintos colectivos sociales conquistan, si no son tomados como derechos conquistados y uno se acostumbra a tenerlos, se naturalizan y después no se percibe cuando alguien vuelve a arrebatarle los derechos, o se cede al poder de turno por no tener presente en la memoria lo que costaron y significaron esas luchas sociales y esas conquistas.

– ¿Por que es importante la Memoria en lo social?

– La importancia de la memoria social en lo cotidiano es porque es así que se aprende a valorar las conquistas sociales que uno o generaciones anteriores han conquistado a lo largo de la historia. Los derechos humanos son inherentes a nuestra dignidad. Todo lo que vulnera nuestra dignidad está vulnerando nuestros derechos y libertades.

Para poder elaborar y contener el trauma social es necesario construir redes en la comunidad, en lo colectivo. Las problemáticas de vulneración de derechos es una problemática de Derechos Humanos, y que si uno hila fino, en forma histórica, si hacemos memoria, el terrorismo de estado no fue sólo la ocupación militar del estado por parte de la cúpula de las fuerzas armadas y las distintas fuerzas de seguridad, detrás están los mismos poderes económicos que siguen vigentes hasta el día de hoy y las consecuencias en lo social se siguen viendo.

La manera del terrorismo de estado para dominar era sembrar el terror en lo social. Hoy ese terror quedó instalado en la memoria pero se reedita sin armas. Por ejemplo con el invidualismo extremo, la amenaza de perder el trabajo, la agresividad y la competencia entre la gente, la violencia cotidianas, que son respuestas a ese terror instalado no hecho conciente.

Hoy los poderes dominantes que son los mismos que instalaron el terrorismo de estado ya no necesitan las fuerzas de las armas porque tienen otras herramientas en la subjetividad social, destruir el tejido social con la pobreza, la amenaza de perder el empleo, la violencia, los medios de comunicación. Estas son las armas que utilizan esos mismos poderes económicos para hoy ejercer su dominación y seguir defendiendo sus propios intereses económicos y de poder.

Rocío Duhalde

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