A 40 años del Golpe de Estado, de la última Dictadura Militar.

“Vamos Patria a caminar, yo te acompaño”. (Otto René Castillo)

En días como hoy resulta imposible que la falta de Eduardo Luis, de mi abuelo, se haga carne en el pecho, un nudo en la garganta que acompaña varios días. Una ausencia que intento llenar en vano con palabras y fotografías, mas siempre queda vacía.

Este 24 de marzo es especial, no sólo porque se cumplen 40 años de aquel fatídico día en el que las Fuerzas Armadas usurparon el poder del Estado, sino también por el contexto político y social en el que se da este nuevo aniversario. En donde la derecha represiva tomó el poder nuevamente a través del voto popular. Más, entonces, hacen falta las palabras de Eduardo, su análisis y su reflexión. ¿Qué diría del Presidente Macri? ¿Qué diría de su falta de oratoria? ¿De su poca cintura política? ¿De su falso liderazgo? ¿Qué diría de los funcionarios que están manejando la economía de todos y todas? ¿Del retorno del neoliberalismo a nuestra Patria? ¿De las acciones contra los gobiernos populares de toda Latinoamérica, nuestra Patria Grande?

Él, mi abuelo, me enseñó que la Memoria es un trabajo arduo y de todos los días. Me enseñó que la realidad se construye, y que siempre hay un lente a través del cual miramos las cosas. Este lente puede ser propio o impuesto. Lo importante es saber reconocerlo y hacer algo con él.

Con motivo de todo esto, decidí ir a buscarlo a la edición de “El Estado Terrorista Argentino. Quince años después, una mirada crítica”. Quizás porque la publicó en pleno menemato, quizá porque me la dedicó con amor, y necesitaba sentirlo cerca, cálido, como si escuchara su voz mientras releía algunos párrafos. Decidí entonces dejar que él hable, ya que tiene más vigencia que nunca lo allí escrito.

“El Estado Terrorista Argentino. Quince años después, una mirada crítica”. Eduardo Luis Duhalde

Pág. 27 [acerca de la historia de nuestro país]…”Estas prácticas del poder en nuestro pasado, aparecen encubiertas bajo el discurso justificador y en la medida en que nos familiarizamos con ellas (obviamente deformadas) desde la propia escuela, donde aparecen como naturales y legítimas, dan razón a los dichos de Merleau Ponty: “La distancia, el peso del acontecimiento sucedido, transforman al crimen en necesidad histórica y a la víctima en un sueño vacío”.

Pág. 88 Comportamiento de la sociedad civil frente al golpe militar: compromiso y anomia.

“El discurso mítico posterior a la caída de la dictadura, como ya he señalado, ha tratado de mostrar que los militares actuaron como “fuerza de ocupación” frente a la sociedad civil, reduciendo la cruel etapa vivida a un enfrentamiento entre militares y civiles. De este modo, la sociedad in totum, tras el baño en el Jordán democrático, se autoexculpó de toda responsabilidad frente al Proceso. (…) Del mismo modo puede afirmarse que los distintos sectores dirigentes de la sociedad, incluyendo a los medios de comunicación y a los periodistas formadores de opinión, conocían lo que estaba sucediendo en la Argentina desde el 24 de marzo de 1976, y que si no tuvieron un involucramiento mayor, al menos lo consintieron, mediante la negación de su conocimiento. El problema no es menor, puesto que no podemos olvidar la naturaleza extraordinaria del hecho: que se trataba de la vida de millares de personas, la mayoría muy jóvenes –incluyendo niños y mujeres embarazadas-, y que todos aquellos sectores dirigentes de la sociedad civil debieron, al menos, restar el espacio de consenso para la implementación de la política terrorista del Estado y no lo hicieron. No se trata de un juicio meramente político, sino ético y moral, del reclamo a la necesaria e incumplida omisión de un obrar de modo tal que no se le facilitara el hacer criminal a la dictadura.

En nuestro país, los mayores estudios sobre el período dictatorial se circunscriben a la actuación militar y a los civiles que cumplieron tareas directas represivas en los campos. Del mismo modo que la sociedad no quiso “ver” a los chicos sobrevivientes de Malvinas, en tanto eran el testimonio vivo de un trágico desastre aplaudido colectivamente en su realización, tampoco ha querido “ver” de qué modo amplios sectores de la sociedad consintieron o impulsaron el actuar criminal de las Fuerzas Armadas.”

Pág. 90 Los medios de comunicación: complicidad y prosternación.

La lectura de la prensa en los días anteriores y posteriores al golpe del ’76 es reveladora del comportamiento de los mercaderes de ideas envueltos en el mensaje mediático, posibilitantes a priori y legalizadores una vez sucedido, aportando a la construcción de la realidad social dictatorial como un continuo a la que sólo se ha “suprimido” el gobierno anterior. Tuvieron como objetivo principal crear un ambiente propicio para la interrupción, así como generar un consenso que legitimase al gobierno surgido en esas circunstancias. Luego, durante el tiempo que duró la dictadura, no sólo omitieron informar –lo cual sería en cierto modo explicable por la combinación de censura y temor- sino que no ahorraron elogios al régimen dictatorial y a sus personeros.”

Pág. 397 “La Argentina de 1984 tiene el gran desafío de poder ser la de la democracia, la justicia y la activa participación popular.

Esta posibilidad no se resuelve ni concluye con el ejercicio del voto. Sólo un pueblo movilizado, participante activo y en lucha por sus derechos, puede insuflar al futuro proceso constitucional la necesaria fuerza política que impida toda tutela o control militar, cualquier prosternación abierta o vergonzosa ante los dueños del poder económico-financiero, y a los intentos de conservar los heredados estatutos del coloniaje, de la dependencia y del sometimiento imperialista.

Cuando la espontaneidad de la lucha deviene en organización, cuando la protesta se transforma en madura conciencia, cuando la democracia deja de ser un esqueleto descarnado y estéril para convertirse en imperativo mandato popular para quienes ejercen circunstancialmente los cargos públicos, entonces –y sólo entonces- ese desafío se torna posible.

Si 1984 marca el comienzo de este camino que nuestro pueblo recorrerá irremisiblemente más temprano que tarde, en el sentido en que marcha la historia, todo el sacrificio de los millares de argentinos que dieron su vida en la lucha contra la dictadura militar, será pronta semilla germinada, fecunda y fértil. Y como un bálsamo y consuelo por sus irreparables ausencias, escucharemos sus voces haciendo suyo el verso del poeta latinoamericano:

“Vamos Patria a caminar, yo te acompaño”.

Rocío Duhalde, 24 de Marzo de 2016

30.000 COMPAÑEROS DETENIDOS-DESAPARECIDOS PRESENTES, AHORA Y SIEMPRE

 

Ana María Ponce, detenida-desaparecida en la ESMA. (Poema escrito durante su cautiverio).

“Para Mañana” 31 de agosto de 1977.

Mañana,

Cuando no estemos

Cuando todo se haya

Vuelto oscuro,

Cuando no nos quede

Tiempo para derrochar,

Ni sueños que desgajar entre besos,

Cuando mis manos se separen de las tuyas,

Y tengamos que apretar los puños con resignación;

Cuando la boca no tenga más palabras

Y las palabras desaparezcan

En un aturdido remolino,

Cuando el cuerpo

Deje de sentir

La permanente compañía

Del miedo,

Cuando los oídos

Se acostumbren para siempre

Al silencio;

Cuando definitivamente no estemos,

Mañana,

Nosotros los que fuimos,

Vivos,

Los que reímos y lloramos

Y nos alimentamos

Amando,

Queriendo la vida,

Nosotros estaremos

Regresando;

Y la piel será

Una oscura mezcla

De tierra y piedras,

Y los ojos serán

Un inmenso cielo,

Y los brazos y los cuerpos

Se juntarán sin saberlo

Y este niño que quisimos

Estará allí

Amándonos desde lejos,

Sosteniendo nuestro

Grito eterno

Abriendo nuestro

Vientre cálido

Haciendo interminables y multiplicados

Los puños cerrados con dolor.

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